Siempre he sido un malpensado, lo reconozco.
Me imagino que un yerno caradura, que se pensaba intocable, tocaría las narices a través de comisiones elevadas y trapicheos varios a algún empresario español (o a varios) vinculado a un partido político.
Este empresario decidió que no iba a aguantarlo y que destaparía al yerno para hacerle morder el polvo por haberle tocado donde menos le gusta a la gente acaudalada: el bolsillo. Como seguramente el yerno se haría el gallito, el empresario (o empresarios) de turno decidió destaparle.
Y ahí salta el escándalo… y resulta que el yerno no es tan intocable como se creía. Además, el suegro y el sobrino sufren otros escándalos con escopetas de por medio. Y, para colmo, se empieza a involucrar a la hija (sí, la esposa del yerno famoso).
Y por ahí no pasa ese que nadie eligió pero sigue ahí arriba: «A mi hija no la toquéis, que la tenemos». Pero la prensa adscrita (y perteneciente) al poder hace caso omiso. Seguramente el empresario cabreado tenga acciones en esos periódicos.
Y es por eso que se busca el punto débil de quien te está atacando y le das donde duele. ¿Quien mejor que el que ha jugado con los números sabrá mejor las cuentas y por tanto los trapos sucios? A por él.
Al principio todo el mundo le apoya y se cree en su inocencia «a pies juntillas», pero cuando la «mierda» les empieza a llegar a la altura de las rodillas, allí todo el mundo huye como ratas del barco a punto de naufragar. Y adiós apoyo y «ahí te quedas».
Y claro, el mago de los números dice que «un zurullo para mí es una bosta para todos», y que si va a caer que no va a ser el único. ¿Y dónde te vas, al periódico de tus ex-amigos, o al de los enemigos de tus ex-amigos? La respuesta es clara.
Y después de pactos que nadie se cree y declaraciones inverosímiles, pero que todo el mundo sabe que no tendrán repercusión social, económica o penal alguna, la acción pasa a toda esa gente que sólo «se ha comido» las malas acciones de los antes mencionados y utiliza lo único que aún no le han quitado en nombre de la democracia.
Y es por eso que la gente protesta en la calle, o en la web, o deja mensajes tan graciosos como:
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Y tal como me ha recordado Miri: ¿Y la lideresa?
Ahí, agazapada, esperando que esto mate políticamente a sus «compañeros» y ponerse como salvadora. Le basta con no mover ni un dedo, ni para un lado ni para el otro… a ella ya le pilla fuera.